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De emprendedor a CEO

Ser emprendedor/a es algo muy personal. Es querer dejar tu marca, es crear, es prácticamente criar a un hijo. Se requiere de mucho esfuerzo, fuerza de voluntad inquebrantable y mucha disciplina.

Sin embargo, todas estas cualidades rara vez bajan de tono una vez que todo está marchando en orden. Y no solo arriesgas tu salud, tal vez mental sino también la posibilidad de que tu empresa evolucione.

Aquí te damos 5 consejos para dar ese gran paso de emprendedor (hazlo todo) a CEO:

  1. Entiende que no lo puedes hacer todo. Cuando comiences, es probable que eches mano en todo. Pero conforme crece la empresa debes aprender a dejar las cosas como la contabilidad, Recursos Humanos y otros en manos ajenas. Concéntrate en la visión de la empresa, la estrategia corporativa y la creación de la cultura empresarial.
  2. Deja que el equipo de diseño de producto, marketing y ventas sean creativos y pongan en práctica sus ideas. Si te queda micro-administrando todo, la creatividad siempre dependerá de ti.
  3. Contrata a un equipo eficiente de administración. Lo mejor es contratar a personas que sean complementarias a tu estilo. De esta manera, tienes diferentes puntos de vista. Es muy difícil tener una persona que tenga puntos positivos en todo. Sin embargo, hacer un equipo que tenga todos los puntos positivos es más fácil. Un buen líder, empodera al equipo, expresa interés en sus empleados, comunica bien su visión y la mantiene presente junto con las expectativas de la empresa.
  4. Cultiva la confianza. El verdadero trabajo de aquí en adelante es contratar personas con un poco de talento y mucha disposición, nutrirlos, enseñarlos y desarrollarlos. La confianza en las personas logra que crezcan más allá de sus capacidades.
  5. Enfócate en la gran imagen. Ahora que todo está en marcha, el enfoque debe mantener la visión de la empresa a través de las ventas, marketing y servicio al cliente. La cultura empresarial es la llave. Pon el foco en cómo comunicar esta visión y asegúrate que todos la compartan.

 

10 hábitos de las personas altamente productivas

La productividad es la base de la eficiencia, sea en una empresa o en la economía a nivel macro o micro. Esta es la razón por la cual se le da tanta atención. Las estadísticas indican que el trabajo producido cae precipitadamente después de 50 horas de trabajo y se torna prácticamente cero luego de 55 horas.

¿Cómo hacer lo máximo dentro de estas horas que son las más productivas?

Aquí, una lista de ideas que hacen personas muy productivas:

  1. Apartan tiempo para trabajo profundo. De acuerdo al autor “Bestaseller”, Cal Newport, el trabajo profundo genera verdadero valor, te ayuda a mejorar tus habilidades rápidamente, crea cosas raras y creativas. En la práctica, el trabajo profundo es aquel proyecto que puede hacer la gran diferencia en tu carrera. Cal recomienda apartar 90 minutos al día para esto, sin interrupciones.
  2. Crean una lista de cosas que deben ser hechas cada día. La diferencia entre una lista de cosas que deben ser hechas hoy a una lista de cosas que hacer es que nos enfocamos en lo realmente urgente y que genera más impacto. Por lo general, nuestros días no son como pensábamos debido a semi emergencias, correos que requieren nuestra atención, llamadas o textos que piden nuestra ayuda. Es mucho más productivo poner 1 a 2 cosas, que en nuestra lista que deben ser hechas hoy, en vez de tener una lista de cosas interminables que pueden ser o no hechas hoy y que nos hacen sentir que no avanzamos.
  3. Definitivamente no hacen múltiples tareas durante trabajos que requieren mucha concentración. Tal vez ya sepas que hacer tareas múltiples hace que caiga hasta en un 40% la productividad. En la vida conectada de hoy con mensajes instantáneos llegando a cada minuto, miles de correos electrónicos y llamadas telefónicas al por mayor, puede ser difícil mantenerse concentrados en una tarea a la vez. Sin embargo, hacer una sola cosa a la vez nos ayuda a ser más productivos y a cometer menos errores.
  4. Apagan los mensajes de texto, las diversiones y cualquier cosa que los distraiga. Responder a tus compañeros cuando te necesitan es importante, pero no necesitas distraerte cada vez que alguien sólo te quiere saludar. La gente productiva designa un tiempo determinado para contestar mensajes.
  5. Esconden sus teléfonos. Nuestros teléfonos inteligentes son una gran tentación. Facebook, Instagram, las noticias. Es difícil no distraerse cuando llega una alerta de Facebook diciéndote que tu mejor amigo acaba de postear una foto. Muchas veces caemos y de repente, 40 minutos después te das cuenta que ahora sólo te queda media hora para entregar el reporte. Trata de esconder tu teléfono en horas críticas de trabajo.
  6. Bloquean su calendario cuando tienen que dejar de trabajar. Ya sea que bloquees el calendario o que programes una actividad terminando el trabajo, serás más productivo porque te impulsarás a trabajar más rápido para terminar lo que tienes que hacer antes de que termine el trabajo.
  7. Crean fechas límites externas. Las fechas límites autoimpuestas son mejor que nada, pero si realmente quieres sentir el compromiso, pon una fecha límite, compártela con tus colegas y de esta manera te harán responsable.
  8. Tienen reuniones de 15-20 minutos por norma. Piensa cuánto tiempo es realmente productivo en las reuniones. Las reuniones por lo general se hacen para decidir algo que una persona puede decidir por sí sola. Si en cambio logras que todos estén conectados y enterados de aspectos críticos, las reuniones serán mucho más eficientes.
  9. Tienen agendas y/o puntos que revisar para cada reunión o no atienden. Una reunión sin objetivo o puntos a revisar será una reunión muy larga. Si alguien llama una reunión sin un objetivo claro, considera no asistir.
  10. Dejan de leer post de productividad y se ponen a trabajar. Lo decimos medio en broma. Claro que es genial que leas esto, pero al final de cuentas, lo importante es que asignes un tiempo a cada cosa y que evites las distracciones para que puedas tener la productividad deseada.

Design Thinking, la nueva manera de crear soluciones y solucionar problemas

Tim Brown, director y CEO de la agencia de diseño IDEO, tiene una manera holística para enfrentarse a los desafíos que se presentan cuando se trata de hacer un diseño innovador para solucionar algún problema o crear algo completamente novedoso.

Su manera audaz y única de abordar los retos de diseño le han ganado su lugar como una de las autoridades en el diseño de soluciones donde el conocimiento convencional queda corto.

Veamos cuáles son los 5 pasos fundamentales del “Design Thinking”:

  1. Empatía. Hay que conocer a las personas y usuarios. Ponerse en los zapatos del usuario final es observar en modo empático, es decir, entender al cliente no como cliente, sino como ser humano, como persona que se mueve y vive en un contexto y tiene una serie de necesidades que se pueden satisfacer.
  2. Definición. Hay que definir de forma clara el problema para satisfacer una necesidad por medio de la creatividad. Definir la solución para que puedas llegar a ella.
  3. Todas las ideas son válidas. La base de la creatividad es la imaginación. El Design Thinking no sirve sólo para lanzar nuevos productos y servicios, sino para que cada área de la empresa no se quede obsoleta.
  4. Ejecuta la visión. Ver y sentir un prototipo posee más valor que una imagen impresa en un papel.
  5. Evaluar y medir. Retroalimentación. Dale a los usuarios el prototipo sin explicarles nada, que ellos sientan la experiencia de tenerlo y el poder de compararlo con otro producto similar. Hay que comprender su entorno y sus motivaciones, viendo en qué medida una solución propuesta tiene ramificaciones que no terminan en el mero uso o consumo de ese producto, pues presenta también implicaciones que en ocasiones llegan a ser sociales.

Fragmento del libro Design Thinking, publicado por el Centro de Innovación BBVA – Bancomer.

¿Cómo sobreponerse a obstáculos y nunca rendirse?

Amy Purdy hablando sobre motivación.

Amy Purdy perdió sus piernas a los 19 años debido a una sepsis causado por una meningitis. Desde ese día, el mundo como lo había concebido cambió por completo. Sin embargo, prueba de su fortaleza fue que a los 7 meses después de ser diagnosticada con 2% de probabilidad de vida, aprendió a andar en snowboard. Al poco tiempo en una competencia quedaría en tercer lugar.  Ahora es escritora, conferencista y actriz, además de atleta paraolímpica. ¿Qué tiene que decir Amy Purdy sobre no rendirse?

Visualiza lo que quieres

En su charla de TEDx Talks, Amy dice que en los momentos que sentía haber perdido el control sobre la vida, se hacía esta pregunta: “si mi vida fuera un libro y yo el autor, ¿cómo me gustaría que fuera la historia?

Al visualizar una idea como si fuera real, creó la pasión y fortaleza para moverse hacia donde quería. Cuando tienes una visión fuerte de lo que quieres lograr, tendrás la fortaleza para seguir adelante a pesar de los obstáculos.

Las circunstancias pueden traer oportunidades inesperadas

Al perder sus piernas a los 19 años, entró en depresión. El sueño de dominar el snowboard parecía que se había esfumado. Al principio parecía que se habían cerrado puertas, pero al contario se abrieron. Al poco tiempo, entró a los juegos paraolímpicos donde ganó la medalla de bronce y se hizo escritora de un libro best seller.

Deja ir tus preconceptos de cómo llegar a tus objetivos y permítete aceptar la singularidad de tu camino.

Entiende tu por qué

Al traspasar todas las adversidades, Purdy se dio cuenta de que si tu por qué es lo suficientemente claro, el cómo será fácil de resolver. Sin la movilidad del tobillo y siendo la primera paraolímpica con doble amputación, los obstáculos la obligaron a ser creativa.

La inspiración provee lo requerido para motivar comportamientos. Seguir con una buena actitud ante los desafíos es esencial para el éxito.

No hay mal que por bien no venga

Con sus partes biónicas, Purdy ahora puede esquiar todo el día sin que se le enfríen los pies. Las piernas prostéticas la dejan decidir qué tan alta quiere ser y puede cambiar de pies en vez de tener que cambiar la talla de los zapatos.

Siempre hay un lado positivo. Sólo tienes que recordar buscarlo.